martes, 8 de noviembre de 2011

Aunque no te pueda ver.

No puedo olvidarte, te has quedado en lo más profundo de mi corazón y no quiero que salgas jamás. Ahora que no estás junto a mi empiezo a echar de menos las cosas que antes odiaba: que cada día me despertaras a las siete o las ocho de la mañana con tu ruido al caminar, las caricias que me pedías a todas horas hasta agotarme, que no te separaras más de un metro de mi en los paseos, que no me hicieras ni caso a lo que te decía. Pero lo que más echo de menos es tu compañía, tu fidelidad, que notaras cada vez que estaba triste, que te levantaras con tanta alegría al verme llegar, echo de menos tenerte aquí, cuidarnos mutuamente. Ahora solo escucho el silencio, ya no te oigo cada mañana. No siento esa felicidad ni la paciencia infinita que tenías. Pero cada vez que cierro los ojos puedo recordar las mil veces que me he reído de ti, de todas las veces que te has caído de la manera más tonta en el patio, aún puedo ver esa carita triste cuando no te hacía ni caso. Siempre estarás conmigo aunque no te pueda ver ni tocar. Te quiero gordita.

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