sábado, 5 de noviembre de 2011

Infancia

A quién no le gustaría volver a aquellos días de la infancia feliz, divertida y sencilla. Con esos amigos que no podían hacerte daño aunque quisieran porque, simplemente, eran niños. Cuando el regalo o juguete más tonto podía convertirte en la persona más feliz y conseguía que no te importara nada más porque ese simple objeto era lo único que necesitabas. Cuando enfadarse con alguien significaba no hablarle durante diez minutos, pero después se te olvidaba y no volvías a acordarte o se arreglaba con un lo siento. Llorabas porque se te rompía tu juguete favorito. Cuando perdías a un ser querido te decían que se había quedado dormido y no se despertaría más, y realmente no te dabas cuenta de lo que eso significaba. Cuando tomabas una decisión equivocada bastaba con decir: no ha valido, volvemos a empezar. Ha llegado el momento de crecer, de ser fuerte. Ahora la gente puede hacerte mucho daño solamente con palabras, ahora no te importa tanto lo material porque muchas veces un abrazo es el mejor regalo. Ahora no vale con decir lo siento, hay que demostrar que realmente lo sientes, y aunque perdones, no olvidas. Cuando pierdes a alguien importante te acuerdas de él o ella cada día que pasa, sientes que tu vida ya no es igual, sientes un vacío. Si cometes errores tienes que asumir las consecuencias porque no puedes retroceder en el tiempo y hacer las cosas bien. Y esto sólo es el principio…

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